¿El mejor fichaje? Un joven valor semidesconocido

11/17/2011

Cuando retroceder no es un paso atrás

Seguros ambos de su amistad venidera, de su amor sin explicaciones, se sentaron juntos, en un rincón. Pero esa misma seguridad les vedaba cualquier posible diálogo. Sólo contaba con su efectiva presencia: no tenían pasado, y el porvenir estaba en sus manos, sumiso. ¿Qué frases, qué pretensiones, qué indagación -si todo estaba intuido- cuartearían el bloque de silencio interpuesto entre ellos?
Aurora, dócil a su instinto, eligió la curva irónica. (Es decir, se salió por la tangente.)
-Bailas -dijo- como si estuvieras haciendo instrucción militar. Una vuelta a la derecha y otra a la izquierda.
-Tú, como si atendieras a la música de la luna -respondió Antonio.
Se miraban. Se descubrían las facciones, los movimientos, con la emoción pura del explorador ártico; pero -también- con la curiosidad utilitaria de quien recorre las habitaciones de la nueva casa donde va a instalarse.

Francisco Ayala, Cazador en el alba.



No hablar en cristiano,
reprimir el placer
y tragarse las lágrimas,
marchar por la dorada senda del justo medio,
al borde más extremo del campo de batalla,
llamar al lodazal, a veces mar, a veces tierra firme,
eso es lo que vosotros llamáis
sentido común
¿Y no os dais cuenta de que ese sentido común vuestro
lo habéis tomado prestado
de cerebros enanos,
de los rabos de las ratas,
de los anillos de los reptiles?

Wolf Biermann.


Es una regla no escrita que cualquier retroceso, paso atrás, en cualquier ámbito de la vida, es algo terrible para el amor propio y la autoestima de quien lo ejerce. ¡No debiera ser así! La vida, cualquier faceta de ella, no es un camino recto ni debe serlo, sino un entramado de autopistas, autovías, carreteras, caminos de cabras y campos a través por los que poder desplazarse, con o sin destino inicial y final. Al fin y al cabo, el marcarse objetivos es un forma utilitaria y superficial de encontrar motivos por los que vivir. Hoy, mediados de noviembre de 2011, están sobresaliendo en la Liga española laterales que en su formación, y también cuando debutaron como profesionales, jugaban en posiciones más avanzadas. Los ejemplos son notorios: Jordi Alba, Fabio Coentrao, Iraola, Marcelo, Dani Alves, etc. El caso de los brasileños es especial, siempre lo es: ya que allí, en general, el técnico y el aficionado tiene una mayor estimación de los laterales eminentemente ofensivos, técnicos, descarados,... que muchísimas veces juegan como carrileros, es decir, prácticamente medios. Por ello me quiero centrar un poco más en los caso del español Jordi Alba y del portugués Fabio Coentrao. Aunque alguien pueda encontrar lo que voy a escribir como insólito, es totalmente verídico (y veraz): los comienzos de Coentrao fueron los de un extremo habilidoso, regateador, individualista, con estrecho entendimiento de juego; al que incluso se le llegó a comparar con Cristiano Ronaldo. No obstante, su talento individual era mucho menor, e hicieron bien en reconvertirlo en el Benfica. No fue un paso atrás en su carrera ni en sus prestaciones ni en su evolución como futbolista, sino todo lo contrario: gracias a esta decisión se ha aupado en uno de los mejores laterales izquierdos del mundo, y debería ser titular en la selección portuguesas durante abundantes lustros, a no ser que aparezca un fenómeno, con lo difícil que es. Maduró como jugador, posiblemente también como persona, y se convirtió en miembro del Real Madrid. Aunque la competencia con Marcelo (posiblemente, el mejor lateral zurdo de la actualidad) es feroz, lo que le resta minutos en SU posición, y también como titular, está ofreciendo un rendimiento francamente bueno: y cuando le toca actuar de lateral, sigue siendo el futbolista que maravilló a portugueses y enfermos del fútbol internacional: incisivo, técnico, proyectándose a la mínima en ataque, certero en el centro. En definitiva: sumando, aportando para contribuir a que su equipo sea más temible. Sinergia de cualidades. Recuerdo que descubrí a Coentrao en el Mundial sub20 del 2007, de él escribí esto en su momento: "extremo izquierdo muy dotado para el regate. Le gusta encarar a su defensor y posee gran variedad de recursos para marcharse de éste, aunque en demasiadas ocasiones abusa de ello y no es todo lo desequilibrante que debería. Es rápido, técnico y tiene un duro golpeo de balón, aún debe mejorar en la precisión de sus centros laterales. Además tiene un buen físico, es bastante equilibrado. Domina tanto el golpeo con el interior como del exterior de su bota, siendo zurdo. Algo "piscinero", siempre lo intenta y cuando el balón está en su posesión en posiciones delanteras siempre da sensación de peligro." Como extremo le faltaba capacidad de desequilibrio, en términos del más alto nivel. Como lateral rotundamente no. Un paso atrás, el retraso de su demarcación en el campo, que a la larga se convierte en cinco hacia adelante. Perspectiva a medio y largo plazo, yeah.

Por otra parte, Jordi Alba lleva ya varias temporadas proyectando, mostrando, lo que puede llegar a ser. Le falta continuidad en minutos (afirmación estrictamente cuantitativa), y por tanto también en el rendimiento. Pero me atrevería a decir que en cuanto le dieron una mínima parte de las oportunidades que merecía se metió a la afición valencianista en el bolsillo. Él es otro que era extremo puro; de hecho hacía las delicias de los auténticos aficionados al fútbol (término estrictamente cualitativo) en el filial valenciano, con la musicalidad, poesía e inteligencia de sus movimientos sin balón. Exquisitos. Soberbios. Despampanantes. Sin menospreciar sus cualidades técnicas, físicas y espirituales (y con esta acepción me refiero a su disposición por dar todo una vez empieza el partido). De hecho era la flecha, el puñal, del Mestalla. Es posible que le faltara un poco de calidad, en todos los sentidos, para ser un extremo de primer nivel: fue retrasar su posición, aprehender a toda velocidad nociones tácticas y defensivas (debe seguir aprendiendo, esta vez sin hache, probablemente hasta que se retire) y poner al servicio del equipo el "paquete completo" de sus cualidades para convertirse en, posiblemente, el mejor lateral izquierdo español de la actualidad. Y si sigue por este camino no debería tardar en ser considerado como uno de los mejores del resto de Europa (y por consiguiente el Mundo). Proyección ofensiva, llegada al espacio, apoyos al extremo, ayuda en la salida de balón (de hecho, la temporada pasada era clave su rol en esta faceta cada vez que jugaba), centros al área, disparos, llegada hasta la línea de fondo, combinaciones,... típicas acciones que debes esperar del Jordi Alba lateral. Nuevamente, un retroceso posicional se convierte en un adelanto profesional. Paradojas de la vida.

Por eso me sorprendo cuando algún futbolista se niega a cambiar de posición, especialmente si ocurre en categorías inferiores, cuando es probable que ese cambio repercuta en su beneficio personal. Hay jugadores que no tienen la categoría suficiente para jugar de extremos (siempre dependiendo del nivel al que se pretenda triunfar), y deberían ser aconsejados por sus técnicos para intentar la reconversión a lateral. Como ejemplo ahora mismo me viene a la cabeza el nombre de Jeffrén.

También debo decir que yo para los laterales tengo un gusto personalísimo: me gusta la delicadeza, la clase, la elegancia, la técnica depurada, que aporte soluciones ofensivas; no exenta de compromiso y profesionalidad. Probablemente por eso mi lateral favorito, uno que haya visto, es Christian Ziege. Un lateral, que curiosamente, llegó a ser utilizado a mi juicio en demasiadas ocasiones como centrocampista de banda. Puedo afirmarlo: Ziege es el ideal que tengo yo para cualquier lateral del mundo. Por eso, cada vez que veo un crío (en Mundiales y Europeos de categoría sub17) que se asemeja en su forma de jugar, cualidades físico-técnicas y lenguaje corporal, como pudieron ser los casos de Joe Mattock y Marvin Plattenhardt, me emociono. Sin embargo, es un hecho que este tipo de lateral no suele ser muy apreciado por los entrenadores, e indudablemente eso es una desgracia para el mundo del fútbol. Me da la sensación que cualquier entrenador prefiere un tronco con un físico privilegiado cuya finalidad es ejercer de estorbo, o un excelente/notable/buen defensor con nula aportación en el plano ofensivo. Desprecian la belleza estética, la sensualidad del juego, la importancia de los detalles, la imaginación al servicio del conjunto; abogan por la mediocridad, la fuerza bruta, el conformismo. Craso error.

La lírica de un tipo como Ziege, o en menor medida, Graeme Le Saux y Dan Petrescu, debería ser irrechazable. Estos son señores laterales: capaces de hacer olvidar las circunstancias, la vida personal, de cualquier amante del fútbol. Injustamente tratados, injustamente olvidados. Aquí en el fondo un romántico que quiere rescatar sus nombres, sus hazañas, y sobre todo las sensaciones que transmitían: llenaban el corazón. Frente a la exuberancia de Roberto Carlos o la perfección de Maldini me decanto por un Ziege, un Le Saux, un Petrescu. Como criterio estético-futbolístico personal. Posiblemente sea Daniel Alves el que más se asemeje a ellos en los tiempos actuales. Otro brasileño, que se ha quedado por debajo de lo que apuntaba, Rafinha, no le anda a la zaga. No quiero acabar sin decir que ésta me parece una de las épocas con laterales de mayor nivel: Marcelo, Daniel Alves, Sergio Ramos, Evra, Coentrao, Ashley Cole, Maicon, Kolarov, Lahm, Bale, Schmelzer,...

¡Larga vida a la estética! ¡A la estética verdadera (la lírica)!

Vídeos de Christian Ziege, Graeme Le Saux y Dan Petrecu, respectivamente:








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1 Comments:

Blogger Rizzen dijo...

Se te olvido comentar la época de Coentrao en el Zaragoza... no sabemos si fue cabezoneria de Marcelino o que el chaval no acabo nunca de centrarse de verdad. Alba debe ser el lateral de la Roja si o si porque necesitamos uno como el comer. Sobre los LI de la historia para mi sin duda R.Carlos es el mejor, Ziege era buenísimo y mas fino, pero lo de R.Carlos era increíble como subía y bajaba sin parar(cuando estaba bien claro).

08:51

 

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